Freud Prepsicoanalítico - La Identificación y el incesto

La existencia de esta categoría obedece a la necesidad de ofrecer a la comunidad psicoanalítica una mirada cercana a la obra de Freud, previa a sus primeras publicaciones psicoanalíticas; y de aquellas obras psicoanalíticas de fuerte raigambre prepsicoanalítica.

Si bien este periodo ha sido analizado en los primeros dos tomos de las Obras Completas de Amorrortu, como también en otras publicaciones, fundamentalmente biográficas, como la de Ernest Jones (1953), por ejemplo; no queda reflejado cabalmente en estos trabajos, la intensa y fructífera actividad desarrollada por Freud en aquella época, durante la cual realizará, no solo importantísimos aportes a la Medicina a través de la Neurología, sino además, sentará las bases de lo que vendrá a posteriori, el Psicoanálisis.

Quien emprende esta ardua tarea de análisis y documentación sobre este tramo tan particular de la vida científica de Sigmund Freud, espera hacer un aporte que ayude a desestimar los 'motes' de naturalista, biologicista y reduccionista que se le endilgan a Freud, quien trató de enseñarnos que bajo la falsa cubierta moral y sociocultural se oculta el verdadero hombre natural, aquel que solo se pone en evidencia a través de las inconfundibles manifestaciones libidinales que surgen desde el inconsciente, que a no dudarlo, no es lo menos humano (por irracional) que el hombre tiene, sino todo lo contrario, es la base de su subjetividad.

Trataré de demostrar a lo largo de las distintas presentaciones que Freud jamás cayó en un positivismo científico que lo llevara a concebir la Psicología como una física de lo humano, y que esta fuera la causa de la no aceptación del Psicoanálisis en el concierto de las otras ciencias positivas, al no poder demostrar 'científicamente' sus hallazgos.

Los impresionantes hallazgos de Freud que lo condujeron a su obra magna, el Psicoanálisis, están incrustados en el corazón de la ciencia natural, y tienen como demostración incontrastable, los 'descubrimientos' hechos por científicos actuales, muchos de los cuales fueron predichos por Freud varias décadas antes.

Quiero, con esta bienvenida, cursar una invitación al diálogo a mis lectores; a un flujo de intercambio sobre estos tan importantes temas que hacen a una sólida formación como Psicoanalistas siguiendo las preclaras huellas del maestro.

He decidido iniciar el análisis de esta serie de conceptos prepsicoanalíticos, a través de uno que fue central en la obra psicoanalítica de Freud y que apareciera definido, antropológicamente, a partir de 1913 en Tótem y Tabú; me refiero al incesto. El concepto prepsicoanalítico que tomaré como referencia es la identificación.

La identificación es un concepto que Freud define como el fundamento mismo del aparato psíquico, pero además, como un proceso que permite tolerar la pérdida de un objeto, pues el yo, ante la pérdida introyecta la carga de ese objeto perdido y de esta manera, ese objeto se internaliza; se transforma en un objeto interno que va conformando el núcleo del sí mismo.

Freud vincula (en La descomposición de la personalidad psíquica, Tomo XXII AE, p. 59) el superyó a una identificación con la instancia parental que está enlazada con el destino del complejo de Edipo, con lo cual lo hace heredero de esta fuerte ligazón sentimental. Cuando se liquida el complejo de Edipo, el niño se ve forzado a abandonar las fuertes ataduras de objeto con sus padres y como contrapartida, el yo, refuerza las identificaciones con ellos. Este mecanismo es estructural, porque así como ayudó a conformar el superyó, en un principio sirvió para conformar el yo.

Freud se refiere a la identificación como el lazo afectivo más temprano y la divide en primaria y secundaria. A la identificación primaria la podríamos ver como un estado, mientras que a la identificación secundaria, como un mecanismo. La primera es un cambio estructural, por ejemplo, como el operado desde estructuras superiores como el yo sobre el ello, y el superyó sobre el yo. La segunda, por su parte, es un mecanismo que representa el funcionamiento de una estructura, vale decir, una transformación como la que ocurre en las defensas, en donde, excepto las primarias, son transformaciones funcionales y no meros cambios.

La identificación se erige en la forma más importante, por originaria, de relacionarse con el otro, y debe ser diferenciada de la elección de objeto. Por ejemplo, cuando el niño se identifica con su padre, quiere ser como su padre y lo toma como modelo, mientras que cuando lo ha hecho objeto de su elección, quiere poseerlo, pero no por eso modifica su yo.

Freud dice que, "Esto nos reconduce a la génesis del ideal del yo, pues tras este se esconde la identificación primera, y de mayor valencia del individuo: la identificación con el padre de la prehistoria personal. A primera vista, no parece el resultado ni el desenlace de una investidura de objeto; es una identificación directa e inmediata {no mediada}, y más temprana que cualquier investidura de objeto". (El yo y el ello, Tomo XIX AE, p. 33)

La identificación está presente cuando dos cosas en apariencia opuestas, forman parte de la misma identidad, esto se logra a través de la mediación o el cambio o transformación necesarios para lograr dicha unidad. Este es el concepto de pensamiento que Freud describe en El Proyecto (Tomo I AE, p. 379, p. 387), dando fundamento a la estructura psíquica y a su funcionamiento, en donde, el Edipo como estructura, tiene un papel preponderante, como veremos a continuación en el artículo sobre el incesto: