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Mostrando entradas de mayo, 2015

Nos ha dejado una mente brillante

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El título de este artículo, nada original por cierto, ya que debe ser casi idéntico a cientos de publicaciones de todo el mundo, no deja de ser intensa y dolorosamente verdadero. Ayer me enteré por las noticias que dejó de existir, junto a su esposa, como consecuencia del accidente de tránsito en el que estuvo involucrado el taxi en el que se trasladaban; John Forbes Nash tenía 86 años. Mi contacto con sus ideas, más allá del tenue panorama que se pinta en la película de Ron Howard, que por supuesto he visto ya varias veces y la seguiré viendo muchas más, surge cuando escribí en el capítulo 4 de mi libro PSIQUIS - Estructura y Función (que puede ser descargado desde este sitio), sobre la Filogénesis del aparato psíquico, y en donde propongo sustentado, en parte, en las ideas de Freud, sobre la injerencia de la figura del padre ancestral en la herencia de ciertos patrones relacionales (facilitaciones heredadas de Freud), como son: el principio de displacer, considerar propio lo sa

Solitario

Siento que camino y sin embargo no escucho mis pasos. Siento que me hablas y sin embargo no te veo. Percibo la luz de la luna y sin embargo no a mi sombra. Nadie me sigue, y no voy en busca de nadie. Me gana la ansiedad de lo infinito y de lo desconocido. Me señala la desesperanza y me asedia tu recuerdo. Persiguiendo el desconsuelo me hundo en la noche. Solo me acompaña mi soledad. Nada quedó de la luz que irradiabas cuando te conocí. La frescura de tu sonrisa se esfumó entre mis pensamientos. Tus ojos claros me negaron una vez más su mensaje. Tus manos, nunca más me regalaron su húmeda pasión. La lluvia ya no te trae en el aire, desde donde estés. La brisa ni se acuerda de tu pelo alborotado y suave. Tus caléndulas recuperaron sus pétalos, porque ya no me quieres. Mis golondrinas ya no migran en busca de tu calor. Qué poco duró ese amor que se decía eterno. Qué tenue y sutil la diferencia entre lo propio y lo ajeno. Me parece lejana y extraña tu sonrisa y tu voz

El preferido de la familia

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Sigmund Freud nació a las 6.30 de la tarde del 6 de mayo de 1856, en la calle Schlossergasse Nº 117, en Freiberg, Moravia. Fue el mayor de seis hijos vivos - entre su único hermano y él había diez años de diferencia y cinco hermanas, y la familia depositó en él todas las esperanzas, esas grandes ilusiones que las familias judías se complacen en forjar con respecto a sus hijos varones. La obligación de triunfar que le había impuesto su familia y su cultura, venía reforzada por el modelo de ética propuesto por una educación tradicional. Ante estas circunstancias, y teniendo en cuenta lo que significaban los griegos y romanos notables para la mentalidad europea de aquel entonces, sus fantasías infantiles de fama militar (imaginando convertirse en Aníbal, el gran enemigo semita del Estado romano), fueron sustituidas por la aspiración a convertirse en un héroe cultural, cuando se imaginaba que algún día su retrato tendría un lugar de honor en el Aula de la Universidad, la inscripción qu