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Mostrando entradas de septiembre, 2015

El resto es silencio

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Que la fama le haya llegado al mismo tiempo que el sufrimiento, tal vez hizo que aborreciera la primera y aceptara estoicamente el segundo. Pocas vidas estuvieron plagadas de desalientos como la suya, y sin embargo, siempre mantuvo una actitud muy alejada de la autocompasión y del abatimiento. La adversidad, una frecuente compañera, no melló un ápice su incansable esfuerzo de seguir aportando conocimientos hasta pocos días antes de morir, en defensa de la tajante realidad de sus ideas; y el reconocimiento, aunque tardío, no pudo menos que hacerse presente. Como una simple pero significativa muestra, transcribo una carta que le escribiera Albert Einstein (Jones, 1961, Tomo III, p. 235) Princeton, 21/4/1936 Estimado Freud: Me siento feliz de que a esta generación le haya tocado en suerte la oportunidad de expresar su respeto y su gratitud a usted, que es uno de sus más grandes maestros. Seguramente no le fue fácil lograr que la gente profana, escéptica como es, haya llegado a