Tu ausencia


Percibo en el aire la sensación extraña de tu ausencia
y no puedo evitar la llegada de los recuerdos que pujan por salir,
ni de la nostalgia, ni de la soledad, ni de la pena, las que nunca se fueron.

Ha llovido esta tarde y no puedo evitar buscarte entre las nubes,
ni dejar de ver en cada gota de agua el color de tus ojos, ni en las
ramas de los árboles mecidas por el viento, la agitación de tus hermosos
cabellos cuando caminas.

Me pregunto por qué la misma brisa que antes te traía hasta mi ventana,
hoy ni siquiera susurra tu nombre, ni permite que adivine el mío
pronunciado por tu alma.

Sigue siendo un misterio para mi la causa de este abismo, que creo,
justifica esta sensación extraña de tu ausencia; pero a la vez, el
enigma se desvela brutal y despiadado cuando siento que la tormenta
amaina y todo se transforma nuevamente en distante y hasta extraño
igual que la sensación que me embarga.

Aunque sé que ya no esperas mis palabras y que yo ni atino a pronunciarlas,
surgen como por arte de magia; vuelan y vuelan con el afán de encontrar
refugio, no en tus oídos, sino en tu corazón.

Tu ausencia es tal vez mi peor aflicción.